Pocos países en el mundo concentran tanta riqueza cultural y humana como el Perú.
Por eso no sabemos que nos sorprende más, si sus monumentos arqueológicos, paisajes, flora, fauna, su colorido folclor, música, su oferta gastronómica o quizás su gran variedad de artesanías que es el lenguaje del arte peruano. Así es el Perú, muchas caras diferentes en un solo país.
El arte tradicional emerge como uno de los grandes atractivos del Perú, se podría decir que las manos de nuestros artesanos hablan, llevando su mensaje de generación en generación, creando objetos de arte que revelan las aspiraciones de un pueblo que forja su futuro, con una rica producción artesanal en todas sus regiones, que acompañado de la planificación y promoción realizada por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, motivan una gran demanda en el nuevo mundo globalizado.
Principales actividades artesanales en el Perú
La artesanía peruana es un conjunto de bellos objetos hechos a mano. La característica principal de ser trabajos con poca o ninguna intervención de maquinaria es necesario resaltarlo, porque muchas veces son obras de arte de irrepetible belleza, y que justamente evidencian a una comunidad o un país como singular y se les destaca sobre otros pueblos.
Moderna, tradicional, folklórica o vanguardista, la artesanía peruana ofrece una variedad difícilmente igualada en otros lugares, así solo por mencionar algunos rubros tenemos cerámica y alfarería, estampados y batik, cestería, tapicería y ebanistería, artesanía en hierro, mosaicos, orfebrería y tapicería, vidrio soplado, joyería, escultura, adornos, tejidos, imaginería, talla, sombrerería, arte plumario, pintura popular, cornuplastía, y cientos de actividades que involucran el uso de materiales de los tres reinos de la naturaleza.
CERÁMICA
Puede ser que poner “cerámica” e “historia del Perú” en una misma frasea sea redundante, pero a riesgo de caer en ello, debemos señalar que en nuestro caso la historia del Perú no se puede contar sin la cerámica, ya que en ella se registra y narra gran parte de nuestro pasado. Así, no es de extrañar que hoy la cerámica ocupe el segundo lugar en la producción artesanal después de la textilería.

Así tenemos que desde la antigüedad se usan unas vasijas llamadas pacchas (cataratas o caídas de agua en quechua) para ofrecer líquidos sagrados a la Madre Tierra en las ceremonias, aunque ahora han cambiado las formas, como es el caso del uso de famosos toritos de Pucará y los toritos de Quinua. Las ollas, por su parte, aunque han sufrido algunos cambios, se siguen elaborando en Simbilá (Piura), en Santo Domingo de los Olleros (Lima), en Taricá (Ancash), en Aco y Mankalluta (Junín), por mencionar los más conocidos.
En la selva las formas y decoraciones han variado para acceder al mercado comercial, pero la técnica de confección y quema sigue siendo tradicional. En otras poblaciones se ha producido un auge comercial, como en el caso de Chulucanas (Piura), donde se ha rescatado y mejorado la tecnología pasada y de hecho están entre las colecciones que causan impacto en los compradores de las grandes tiendas norteamericanas y europeas.
Los alfareros de la zona, fabrican estas piezas a alta y baja temperatura con diferentes texturas y cada año reciben pedidos de más de 200,000 piezas para diferentes exportadores. También hay casos en que se reproducen ceramios de la antigüedad, como en Nasca o Trujillo.