Pasó el tiempo y un día apareció una joven mujer en la solitaria choza donde vivían el joven y su anciana madre. La mujer se quedó a vivir con ellos y poco después contrajo matrimonio con el joven. La joven pareja era muy feliz, pero eran tan pobres que cuando ella dio a luz a su primera hija, su marido no pudo prepararle siquiera un plato de sopa de algas. Cuando tuvieron a su segunda hija, crecieron las preocupaciones y la mujer comenzó a comportarse de manera extraña. En las noches, mientras todos en la casa dormían, la esposa desaparecía hasta la madrugada y a veces volvía con unas extrañas perlas de gran valor. Vendiéndolas en el mercado, la familia no sólo consiguió escapar del hambre sino que poco a poco la abundancia se instaló en la casa. Aunque el joven estaba intrigado por la procedencia de las perlas, prefirió no preguntar y hacer la vista gorda ante las desapariciones nocturnas de su mujer. Con el tiempo llegó a exigirle que trajera más y más perlas. Una mañana su esposa volvió con una herida de flecha en el costado que casi le cuesta la vida. Arrepentido de su actitud, el joven la curó con amoroso cuidado. Para entretenerla mientras se recuperaba, le contó que diez años atrás había visto a una zorra de nueve colas comiendo el hígado de un hombre. No bien terminó de hablar, su mujer lanzó un grito desgarrador y se transformó ante los ojos del joven en nada menos que la mismísima zorra de nueve colas. Con la voz ahogada de furia, la zorra le dijo: “Mañana se cumplen diez años de conocernos. ¡Si hubieras guardado tu juramento hasta mañana en que se cumplen diez años de nuestro encuentro, me habría convertido definitivamente en mujer, pero tú lo has echado todo a perder!” No bien terminó de decir esto, tomó a sus dos hijas en sus brazos y derramando gruesas lágrimas de desconsuelo, desapareció para siempre en el aire.
Así termina este cuento, que es sólo uno de los tantos que existen en Corea sobre la zorra de nueve colas. Según el folklore popular, cuando las zorras llegan a vivir mil años, les salen nueve colas y adquieren poderes sobrenaturales. Uno de ellos es poder transformarse a su antojo en mujeres. Por lo general, se asientan en casas abandonadas y atraen con su extraordinaria belleza a los hombres que se atreven a internarse solos por el bosque. Una vez que consuman la relación sexual con el hombre que ha caído en sus redes, vuelven a su aspecto de monstruo horripilante y le arrancan el hígado para comérselo a mordiscos. Lo hacen no tanto por una crueldad innata sino porque comiendo cien hígados frescos de hombre alcanzarán su mayor deseo en la vida, que es el de convertirse en mujeres de carne y hueso. Otro modo, menos sangrieto, pero mucho más difícil es conseguir que un hombre las ame durante diez años seguidos, que es el caso de nuestra leyenda.
Redacción: Joxdra
Hola unnis les comento que aun seguimos con la campaña de subir los puntajes de visitas en el vídeo clip de LoveYa (SS501) https://www.youtube.com/watch?v=wqHX9YmqeyQ para apoyar a nuestros ss501
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